El Barca de Guardiola: Una Oda al Buen Fútbol

Cuando el tiempo pase y los años vuelen, yo podré tener la fortuna de decir que vi jugar al barca de Guardiola. Aquel barca que lo ganó todo. Absolutamente todo. Aquel barca que era poesía en la cancha. Aquel barca que se paseaba a cualquier equipo que le ponían en frente. Pues sí, eran verdaderos paseos. Ni el Madrid, ni el Manchester, ni el Bayern se salvaban. Aquella época dorada donde Eto'o, Xavi, Iniesta, Messi, Puyol y compañía hacían de las suyas en tardes soñadas. Tardes mágicas donde las goleadas y el buen juego se volvieron costumbre y pan de cada día. Partidos de antología que nos dejaron a todos encantados con el famoso "tiki-taka". Era un verdadero placer ver jugar a esa naranja mecánica cada fin de semana. Y para qué hablar de esas tardes de Champions, donde todos sabíamos quien ganaba. Defensas que hasta el día de hoy se siguen preguntando cómo era que se los pasaban.

El barca de comienzos de década: Una máquina demoledora. Un equipo arrollador. Un equipo que te hacía parecer todo tan fácil. Una orquesta galáctica que Pep supo forjar y construir a la perfección, otorgándole una identidad propia y un estilo de juego único, ganándose el respeto y la admiración de todos sus rivales. Probablemente el mejor Barca de la historia. De un tridente mágico compuesto por Xavi, Iniesta y Messi, y que después de la partida de Pep seguirían haciendo historia un par de años más. Un Barca cuya base de jugadores sirvió para la obtención de la primera copa del mundo de España. Un Barca que por sus títulos y estadísticas quedará en los registros del balón pie como un verdadero hito en la historia del fútbol.

Aquellos que tuvimos la suerte de verlos jugar sabremos que era algo más que un equipo. Algo más que una buena racha. Algunos dirán que era arte. Otros, poesía. Una oda al buen fútbol. Una oda al buen juego. Y por qué no, a la propia vida.