¿Qué seria una buena película sin su banda sonora? ¿Qué sería del alma y de la identidad de un film sin su música? De esto sin duda el maestro Ennio Morricone tiene algo que decir.

Han pasado ya unos días desde que partió de este mundo uno de los más grandes compositores que ha visto el último siglo. Pero a través de su música su espíritu y legado perdurará por mucho tiempo más. De eso estoy seguro.

Te invito entonces a que conozcas parte de su obra en este el primer post de una serie donde comentaré un par de emblemáticas bandas sonoras donde participó, las cuales marcaron particularmente la esencia y el alma de grandes películas.

La Misión

No podemos hablar de la banda sonora de la Misión sin hablar del mítico Oboe, el instrumento que utiliza el padre Gabriel (Jeremy Irons) para intentar simpatizar y comunicarse en medio de la selva con la tribu guaraní. Recordemos que en la película los misioneros jesuitas realizan la labor de evangelizar y aportar al progreso y desarrollo de los indígenas.

Y es precisamente el "Oboe de Gabriel" el tema principal de esta obra, el cual se convierte en el himno característico e inconfundible que tiñe la misión de los jesuitas durante el film. 

Compuesto por 20 piezas musicales, el soundtrack de esta película llegó a estar nominado a los premios Oscar en la categoría "mejor banda sonora original".  Aunque no obtuvo la estatuilla dorada, eso no fue impedimento para obtener distintos otros premios y llegar a ser reconocida posteriormente como una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos.

Te invito a continuación a dejarte seducir y empapar por el inconfundible sonido del tema principal de esta película, interpretado por el propio maestro.

Un canto al Espíritu que te transporta a otro lugar, un himno a la esperanza y a las grandes virtudes del alma de todos los seres.